19 marzo, 2009

Cargar o no cargar... esa es la cuestión.

Me acabo de hacer mayor de repente. Sí, exactamente hace diez minutos, en plena cola del supermercado. Incontinencia emocional, creo.
Cuando estás en tu época de los veintitantos, como es el caso, poco a poco empiezas a ver cosas que parece que intentan enviarte algún tipo de señal para que empieces a prepararte para el gran golpe... es como... cuidado maja, cuando menos te lo esperes habrás cambiado tus all star "super retro" por unas cómodas zapatillas blancas de oferta del carrefour, porque total... para estar en casa qué más da!
Pero claro, las señales tampoco son TAN claras... te dices para autoconvencerte de que estás, como diría una amiga mía, "en todo tu golpe". Pero en realidad vives en el limbo entre la madurez absoluta y la época del instituto... qué tiempos aquellos, bebiendo cerveza en lugar de ir a clase de inglés, fumando hasta perder la razón de ser, dejándolo todo para luego... bueno vale, estoy relatando un viernes cualquiera de la época actual, pero el gato es mío y me lo follo cuando quiero!
Y es que, es cierto que te has independizado, tienes un trabajo que te encanta, la vida te va bien... pero siempre está ese elemento ineludible que hace que sigas sintiéndote una niña... TU MADRE. Ese personaje secundario de la película de tu vida que hace posible que tú sigas siendo el protagonista hollywoodiense. Y es que para tu madre siempre serás pequeño, acéptalo... ya puedes tener cincuenta y seis años, estar en la boda de tu propio hijo, habrer plantado un libro, escrito un niño y tenido un árbol, que del salibazo de tu madre para limpiarte el pintalabios que te ha dejado tu cuñada en la cara, no te libra ni dios!
Pero, aunque siempre seguirás siendo la chiquita de tu mamá, hay un momento en tu vida en el que te das cuenta definitivamente, de que tu niñez ha muerto, aunque le acabes de decir a tu madre que te compre un huevo Kinder para merendar. Cuando al acabar de pasar la compra del súper, la mami, en lugar de dejarte meter las cosas en las bolsas mientras ella paga y después coger todas y cada una de las éstas para acercarlas al coche, se hace la sueca para que cargues con todo tú. Y lo que es peor, sabes perfectamente que tienes que hacerlo.


Y tú, piensas...¿En qué instante exacto entre el pack ahorro de Cocacola light y el bote de mermelada me he hecho mayor de repente? Cargar o no con la compra... ése es el punto de inflexión.

5 comentarios:

  1. bienvenida al club de los mayores!!!!
    jajajaajajaja

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  2. Perdona, tu eres del club de la tercera edad! no jodas! xDDD

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  4. joder jodes tu el doble que yo, yo no jodo nada y tu nada de nada

    jajajajaajajajajajajaja

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  5. jajajajajajajjajajajajajajajajajajajajajajajajajajajjajajaja
    A CAGAR, CARLOS, A CAGAR!!! xDDDD

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