28 abril, 2009

Do not touch.

Cuando a alguien se le ocurre la desfachatez de poner un cartelito en el que dice: "no tocar" sobre alguna cosa... ya puede ser un diamante de setecientos kilates de Tiffany's o una mierda de pato que, en toda la historia de la humanidad no se ha conseguido dar con la explicación, pero vas y lo tocas.
Y sólo te pueden pasar dos cosas: que tu dedito, que seguramente quepa perfectamente en tu cabidad anal y de hecho hubiese estado muchísimo mejor allí, active las alarmas del British Museum, o que te quedes con cara de gilipollas pensando: ¿para qué ponen el cartel de no tocar si cuando lo tocas no pasa absolutamente nada? y lo que es mejor... ¿qué he sacado realmente de meter el dedo donde nadie lo requería, a parte de tocarle los huevos al encargado de limpiar la pieza en cuestión? Eso nunca lo sabremos.

Yo de momento me voy a poner un post it en la frente que diga: Queda terminantemente prohibido cualquier tipo de acercamiento, cualquier invitación será penada con la muerte.

A ver si hay suerte...

25 abril, 2009

¿qué harias?

Si me ofrecieran la posibilidad de hacer algo y me asegurasen que una vez hecho, no tendría ningún tipo de consecuencia negativa, si mañana fuese el último día de mi vida, si existiera la posibilidad de hacer algo y que transcurridos cinco minutos desapareciera...
Te llevaría a un sitio solitario pero agradable, rodeado de árboles, en el que la luna llena iluminase todo cuanto fuese necesario y ocultase aquello que no lo fuese tanto y no diría una palabra hasta tenerte sentado frente a mi, mirándome a los ojos y esperando desesperado a que abriese la boca.
Te diría todo lo que pienso. Te diría que me vuelve loca tu timidez disfrazada de fanfarronería, que tu voz me tranquiliza, que tu forma de afrontar los problemas me hace sentir que no existen, que tu físico imponente me la trae al pairo, que tu mirada es capaz de hacer temblar hasta el último hueso de mi cuerpo, que cada vez que apareces mi cara se ilumina de tal forma que el sol me tiene envidia, que adoro cada uno de tus gestos, que me pareces tan bueno, tan sincero y tan leal que temo cada segundo que alguien pueda hacerte daño, que me pareces tan interesante, tan inteligente, tan impresionantemente perfecto que pienso que no puedes ser real. Te diría que doy gracias a la vida cada día por haberte cruzado en mi camino, que no me importa qué hagas, con quién lo hagas ni hasta cuándo, te diría, que jamás hubiese imaginado que nadie pudiese calar tan hondo en mi, te diría, que sería capaz de hacer cualquier cosa que me pidieras fuesen cuales fuesen las consecuencias porque tú y sólo tú, lo mereces más que nadie. Te diría que me da igual lo fácil que haya sido tu vida, que me importa un comino lo abultado de tu cuenta corriente, el precio de tus ropas, el color de tus ideales y la magnitud de tus convicciones. Te diría también que no hay nada en el mundo que desee con más fuerza, que nunca lo he hecho y que jamás habrá nada ni nadie que tenga el poder de hacer que lo vuelva a hacer.
Te diría que te siento tan cerca que te asustaría, que podría dejarlo todo por ti, que probablemente no me importase nada más y que seguro que no me arrepentiría.
Te diría que me encantaría tener la oportunidad de decirte todo esto.




Te diría.

19 abril, 2009

Desconcierto.

No entiendo nada.
De hecho, incluso me cuesta entender que no entiendo nada.
No entiendo por qué me resulta tan súmamente complicado volver a ser yo. En teoría iba a ser fácil, sólo tenía que romper con aquello que no me dejaba ser yo, que me alienaba total y absolutamente hasta el punto de tener la sensación de estar viviendo la vida de otra persona. Sólo tenía que quitarme ese peso de la espalda y se sobrentendía que todo volvería a su situación original.
Pero, ¿qué se supone que tengo que hacer cuando después de darle un vuelco de ciento ochenta grados a mi vida sigo sin sentirla mía?, ¿dónde está mi energía abrumadora?, ¿y la pasión que ponía en todo?, ¿qué ha sido de mi manera de entender la vida?
Me encantaría saber exactamente en qué parte del camino me he dejado todo eso, pero sobre todo me encantaría saber por qué. Por qué no consigo afrontar mis problemas con la actitud con la que lo he hecho siempre, por qué me siento sola, por qué me hundo en la más absoluta de las miserias cuando menos me lo espero, por qué lo mismo estoy en la cima que en el subsuelo. Por qué me está costando tanto. Por qué por primera vez que me echeis la bronca no sólo no me ayuda sino que me adentra aún más en la oscuridad en la que me encuentro inmersa pese a que sonria para disimular.


Odio los domingos.

10 abril, 2009

Whatever.




Todo esto no entiende de razones. Y me da igual cómo pienses, en qué creas o a quién votes... me da exactactamente igual. Y quién no lo entienda que se apunte a una academia.

04 abril, 2009

Gracias.

¡¡Graciaaaaas!!

Cosas que ya he sido y que (en teoría) no debería volver a ser.

Pequeña.
Campeona de natación durante seis años consecutivos.
Componente de un grupo de teatro aficionado.
Groupie.
Amante.
Pija.
Muy pija.
Super pija.
Vendedora de memorabilia y música de coleccionismo online.
Jefa de redacción de una revista digital.
Relaciones públicas de la misma revista digital.
Webmaster.
Montadora de presentaciones para altos ejecutivos.
Azafata de congresos.
Contadora de personas físicas.
Profesora de inglés.
Azafata de torneos de golf super pijos.
Profesora de informática.
Peluquera improvisada.
Promotora de supermercado (con todos los disfraces que el cargo conlleva...).
Baby sitter.
Estudiante de intercambio.
Miss american pool 2002.
Escritora de incógnito/negro.
Consejera en general.
Novia de un argentino.
Amiga de un famoso.
Columnista deportiva en varios periódicos a la vez.
Jefa de prensa de un equipo de fútbol de segunda regional.
Propietaria de una guitarra que previamente había sido propiedad de Kelly Jones.
Jefa de gente mucho mayor que yo.
Cocinera improvisada en un restaurante en plena inauguración.
Relaciones públicas del mismo restaurante, también en plena inauguración.
Decoradora de interiores (ajenos) con un presupuesto inferior a los 300 euros, que sorprendentemente, dan para mucho.
Fotógrafa improvisada de actos con demasiada importancia como para que alguien con mi pulso hiciera las fotos.
Infeliz.