28 febrero, 2005

Cuando te das cuenta de que tu perspectiva ha cambiado...

Bring it back, don't take it away from me because you don't Know what it means to me...

A menudo escucho canciones que he escuchado a lo largo de toda mi vida, esas canciones que han sabido diferenciar como nadie unas etapas de otras y que han configurado la línea del tiempo que comporta mi existencia...
Hoy he descubierto que una canción puede no sonar igual ahora que hace unos meses, o unas semanas... incluso que hace unas horas. Debe ser que me hago mayor, porque ya me doy cuenta de cómo cambian las cosas, o mejor dicho, de cómo cambio yo respecto a las cosas que me rodean.
No es un secreto que la música es parte fundamental de mi vida, o que es mi vida en si, quién sabe... pero me he dado cuenta de que mi perspectiva de la vida ha cambiado en la medida en que ha cambiado mi manera de percibir esas canciones de las que hablaba. Puede que esté loca, o que no tenga nada mejor que hacer que ponerme a pensar en qué me dice una canción o qué me aporta esta otra, pero como bien dijo una vez alguien que fue amigo y ahora es simplemente una holograma... estoy loca ¿y qué? Estoy loca pero viva, y la vida conlleva sus consabidas locuras transitorias... o permanentes, como es el caso.
Y como dice el refrán, escucha siempre lo que dice un loco porque puede que ser cierto... Y cierto es que Love of my life, ya no es esa canción preciosa que me transmite sentimientos melancólicos y me recuerda que lo que no me gusta existe, cada vez que la escucho. Hoy, Love of my life, ha sido por primera vez esa canción preciosa que ha inspirado la expresión del cambio en mi persona.

Gracias Freddie.

27 febrero, 2005

Live forever...

Hacía mucho que no me encontraba tan bien.
Probablemente ésta ha sido una de esas cosas que te hacen darte cuenta de otras, de muchas otras... tal vez demasiadas, o no.
De repente caes en la cuenta de que llevabas dormida meses y de que te habías estado perdiendo parte de tu propia vida y piensas: qué triste. Pero la tristeza no tiene cabida en tu mundo, ya no.
Definitivamente, fue uno de esos momentos de los que aprendes, uno de esos que podrían durar eternamente porque estás tan bien que el tiempo no corre en tu reloj. Uno de esos en los que no es el fin lo importante, sino los medios. Uno de esos en los que deja de tener importancia el objetivo y te paras a saborear cada segundo del trayecto porque sí, porque te apetece y porque te sientes tan bien que no te importa nada más que seguir así. Uno de esos momentos en los que acabas guiando a un ciego hasta la parada de taxis más cercana... y cuando vuelves no peudes conciliar el sueño porque te falta alguien.
En esos momentos solo te queda cerrar los ojos y envolverte en las sábanas que aún conservan el olor de quien las ocupó minutos antes. Inevitablemente tu mente se llena de pensamientos, y se te plantean miles de dudas, y tienes la sensación de que nunca se despejarán porque no tienes la certeza de que ese olor sea el que tú percibes, de que esa sensación sea sólo tuya.
Entonces te duermes plácidamente durante un par de horas, hasta que te despierta una llamada de teléfono que te saca de la cama y te lleva a empujones a la ducha... ahí está, la prueba de que esta vez no ha sido un sueño. Sonríes. Te gusta esa situación. Te metes en la ducha y sientes cómo el agua recorre cada rincón de tu cuerpo mientras recuerdas cada mirada...

Creo que en otra vida fui una grúa, de esas que tienen una bola suspendida con la que se derriban cosas. A veces hasta personas. Y en ocasiones incluso corazas de timidez.