25 abril, 2006

Once upon a time ...

Siempre fue una niña rara. Por lo que no le resultó complicado aparecer en los anales de su historia como una adolescente rara y una jovencita rara posteriormente. Probablemente acabará por morir siendo una anciana rara, por tradición más que nada.
Nadie entendió nunca su peculiar forma de actuar ante la vida, ni sus retracciones... Tampoco entendieron sus ires y venires, sus silencios, sus lágrimas ni sus sonrisas.
En general no tuvo mucha suerte en eso de las artes amatorias, aunque puede que eso sólo fuese fruto del no entendimiento del resto de la gente... porque era tan rara que en ocasiones sólo necesitaba su propio convencimiento para sentirse feliz, aunque nunca le duró mucho.
Su confianza en la gente que le proporcionaba felicidad momentánea o simple bienestar la llevó en ocasiones a traicionar su hasta entonces intachable moralidad y la convirtió en una joven que además de ser rara, tendría un enorme cargo de conciencia el resto de sus días, porque la hipocresía no estaba entre sus muchos defectos o entre sus pocas virtudes.
Una vez incluso interpuso la batalla contra la infelicidad de otros a su propia vida, era consciente de que absolutamente nadie podría apoyarla, entenderla o admitiría que lo que hacía no estaba mal y aún así siguió adelante con su quehacer preferido durante años, incluso cuando por primera vez hubo algo en su interior que le aseguraba una y otra vez que su intuición, su confianza y su optimismo estaban siendo traicionados vilmente. Esa vez, lejos de convertirla en una persona convencional, la aleccionó de una forma tan agresiva como efectiva. Aprendío por sus propios medios, como siempre le gustó hacer, que la vida no es siempre tan sencilla, agradable, llevadera, amena y feliz como a ella le gustaba verla. Aprendió que no debía sentirse mal por intentar hacer felices a aquellos a los que consideró importantes. Aprendió que las personas reciben en pequeñas dosis todo aquello de lo que fueron merecedores categóricamente. Aprendió a no cambiar a pesar de los riesgos corridos, a mantenerse firme, a observar, a pensar y a actuar. Aprendió a equivocarse y aprendió que de cada error nace un amigo y de cada amigo una sonrisa a tiempo. Aprendió que es imposible cambiar la naturaleza de las personas y que hay tantas formas de ver la vida como soluciones instantáneas a problemas superficiales.

Aprendió que nunca aprenderá la lección, porque es la lección quien tiene que aprenderla a ella.

Un altre post...

Tanto va el cántaro a la fuente... que al final actualizo única y exclusivamente para ti.
Si te soy sincera ya no sé qué me hace más gracia, si tus polladas, las mías o el punto de absurdez que son capaces de alcanzar nuestras conversaciones a altas horas de la madrugada. Mira que han pasado años, pero sigo teniendo la absoluta certeza de que contigo jamás me faltará una risa cuando más la necesito.
Soy consciente de que mis posts de agradecimiento son mundialmente conocidos por su grado de cursilería sentimental, así que no te pienso dar las gracias... por eso y porque el marcador en el que figuran las aventuras acequienses de las chicas del terrat aún está en 1-0 en lo que va de año...

LOADS OF LOVE.