Xmas time...

Me cago en los papás noeles, en las luces de colores, en la purpurina que se me pega misteriosamente en los zapatos cuando no trabajo en la planta en la que se venden los adornos, en los niños odiosos, en los padres aún más odiosos, en las señoras que me cogen del brazo para que las atienda a ellas primero (dos cosas, primero: NO ME TOQUE y segundo cómprese una vida, los domingos son para descansar, no para venir al corte inglés a dar por el culo!), en los domingos de apertura, en los buitres que se me cuelan en el stand, en los restaurantes hasta la barrera por las cenas de empresa, en las esperas, en los juguetes que les regalan a los niños para que torturen al personal mientras que sus padres se emborrachan y me hacen esperar cuarenta y cinco minutos para comerme unas bravas, en las panderetas, en el papel de regalo, en los reyes magos, en las falsas felicitaciones, en las buenas acciones y hasta en mi puta calavera.

Si vuelvo a oir un villancico de Raphael me pego un tiro en la sien...

ODIO LA NAVIDAD.