More life in a tramps vest o viajar al pasado y aterrizar en Cwmaman.

La última visita a Cardiff ha resultado bastante fructífera, a parte del mejor concierto de todos los tiempos, hemos tenido excursión al pueblo que vió nacer a los señores Jones para completar la superexperiencia estereofónica o lo que es lo mismo, hemos ejercido de frikis en toda la extensión de la palabra...
Visitar Cwmaman para una persona normal es como viajar atrás en el tiempo, a esa época en la que no existía Internet, uno se sentaba delante de una taza de café caliente y charlaba con sus amigos durante horas y la gente tenía hijos, muchos hijos... ¡demasiados incluso para un pueblo en el que no hay nada que hacer! Y aunque para nosotros fuera otra histora, digamos que hay más vida en un saco de patatas que en las tres calles que forman el lugar.
Es un sitio pequeño, tanto que puedes recorrerlo de cabo a rabo en cuestión de veinte minutos (veinte incansables minutos durante los cuales los lugareños te miran, te señalan y se rien como diciendo: ya están aquí los pirados de turno buscando la casa de Kelly Jones). Tampoco es un sitio bonito, en realidad es un pueblucho bastante mediocre, sin diversión aparente y sin nada que merezca la pena compartir... hasta que entras en contacto con Lucy la amabilérrima señora que regenta lo que vendría a ser el centro neurálgico del pueblo, una tetería-cafetería-bar-restaurante-cibercafé-fotocopiadora-galeríadearte-tiendadesouvenirs-puestodeobjetosperdidos llamada Queen Ti's.
Entrar al Queen Ti's puede cambiar tu vida, o por lo menos tu día... puede que entres con la idea de tomarte un té caliente y echar un pis, pero puedo asegurarte que antes de que te des cuenta estarás zampándote un plato de lentejas del tamaño de un edificio de siete pisos con mantequilla en el pan incluida por el módico precio de 1,50 pounds. Y es que la gente en Cwmaman es así de maja, es como si estuvieses de visita de navidad en tu pueblo y la gente te saludara y hablara contigo como si te hubieran visto crecer, eso sí, por mucho que hayas crecido, del plato de lentejas de Lucy no te libras ni queriendo...
Así que allí estabamos, a algún que otro grado bajo cero y tan llenos que hubiesemos podido rodar de habernos tirado al suelo, vagando por las calles de un pueblecillo galés y haciendo fotos de cosas tan interesantes como una papelera... ¡no hay nada como ser guiri!
Y una vez recorrido el pueblo, fotografiados todos los gatos callejeros y recopilada toda la información de valor, nos dispusimos a coronar el día de la manera más ridícula posible... sí, subimos una montaña del tamaño del Everest única y exclusivamente para hacernos una foto en la puerta de la casa en la que creció Kelly Jones, con lo que no contábamos era con el hielo del camino... ni con que éste resbalase... ni con el charco en el que uno de nosotros (nunca revelare cual) casi se ahoga después del resbalón...
En fin, que después de visitar fodos los lugares de interés y de subir en el único autobús del mundo que se convierte en otro en menos de dos décimas de segundo, completamos la excursión dichosa entrando por casualidad en el mercado de Aberdare, dónde Kel trabajaba y escribía sus letras mientras vendía fruta siendo adolescente. Sí, nos compramos un plátano... y sí, se nos cayó al suelo delante de lo que puede ser el 80% de la población... pasar desapercibida no es lo mío, ya me conoceis.
No lo penseis más, vuestro destino las próximas vacaciones debe ser Gales. Puede que no haya mucho que ver... pero la cerveza es baratísima y los souvenirs os van a salir por menos de nada!