17 julio, 2006

Best before: see envelope.

Hay momentos en los que me pierdo. Me siento tan bien que traspaso la línea de lo lícito, suelto el timón, me vuelvo vulnerable, me abro y pierdo el control de tal manera que podrías hacer cualquier cosa conmigo, porque ha llegado el momento del que intenté huir sin saber cómo hacerlo.
Ha llegado el momento en el que estoy completamente perdida y a la deriva, a tu deriva.
Había una única regla: "no traspasar la línea" y yo la traspasé con los ojos cerrados y a doscientos por hora, aún sabiendo que no tendría tiempo suficiente para echar el freno y no caer al precipicio que acabará conmigo definitivamente. Los daños serán irreparables y las heridas sangrarán durante meses, pero cada lágrima de dolor que recorra mis mejillas será una confirmación indudable de que mereció la pena.
Se que no quieres hablar de ello, ni siquiera quieres pensar en nada que tenga relación con la situación, pero me resulta inevitable sacar lo que tengo dentro, me resulta indispensable que sepas qué pasa por mi cabeza cuando miro las estrellas con la cabeza apoyada en tus rodillas. Sí, soy muy valiente cuando escribo... y eso no quiere decir que no lo sea cuando hablo, pero hablar no es tu fuerte.




Ambos sabemos que dolerá, pero tú has sabido echar el freno a tiempo... por desgracia.

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