Así sí.

Hace un tiempo tuve la suerte de vivir algunos de los momentos más bonitos de mi vida. Fue exactamente en estas fechas y aún hoy pienso que mereció la pena, a pesar del desastre.
Seguramente hay alguién por ahí que se sienta tan afortunado como me sentí yo en los momentos en los que nada me importaba más que comprobar que aquello que me quitaba el sueño existía y que además, era mío.
Resulta duro, pero es precioso; duele, pero reconforta; cansa, pero te la las fuerzas necesarias para seguir adelante con ello; te entristece, pero te alegra la vida; lloras, pero es de pura felicidad; duermes poco, pero eso no es importante; te sientes vació, pero sabes que ese hueco es extremadamente fácil de rellenar; eres feliz, pero siempre te falta algo; te falta algo, pero siempre eres feliz.
Recuerdo que de repente empecé a adorar una canción hortera y que prácticamente la convertí en una especie de biblia para los momentos difíciles y recuerdo que me sirvió de mucho. Recuerdo que era una canción de Rod Stewart, cuya letra decía las palabras más bonitas que jamás había escuchado hasta el momento en el que me fueron tan necesarias que olvidé todo lo anteriormente almacenado: "Kilómetros y kilómetros de distancia entre nosotros, el teléfono no puede sustituir a tu sonrisa, sabes que no puedo estar viajando toda la vida pero cuando te necesito simplemente cierro los ojos y estoy contigo..."
Cuando las cosas tienen que ir bien, simplemente lo hacen. Cuando tienes el agua al cuello, la vida te lanza un flotador. Cuando hay un obstáculo, se sortea. Cuando las cosas son puras siempre salen adelante. Cuando las verdades son evidentes, el resto del mundo asiente con la cabeza. Cuando se es feliz, eso es lo único que importa. CUANDO HAY AMOR EN CUALQUIERA DE SUS FORMAS, LAS LUCHAS SE CONVIERTEN EN PARTIDAS DE MONOPOLI.

Dudo que alguien entienda algo de lo que intento decir con esto, pero tengo la certeza de que quien lo entiende se merece todo y más.