29 noviembre, 2005

Sometimes.

A veces dejamos de hacer cosas por no estropear otras.
Bueno, eso es lo que hace la gente normal, yo simplemente no las hago porque soy gilipollas, o porque me da miedo provocar situaciones que detesto observar desde fuera, o por ambas cosas.
Las cosas cambian constantemente, época tras época. Hace meses hablé de uno de esos cambios, uno importante, tal vez el primero del que me percaté seriamente... en estos momentos estoy sufriendo otro, imagino que no soy la única a la que le sucede, pero sí la única que pierde su tiempo en reflexionar sobre ello.
Supongo que, por muy triste que parezca, cada etapa dura mientras existe una razón por la cual mantenerla viva y mi etapa inmediatamente anterior a la que está empezando ahora ha muerto por razones que jamás hubiera esperado. Hoy tengo la sensación de que esa etapa que creí la definitiva no resultó más que una de transición hacia una nueva, no me atrevo a decir que mejor, pero sí más madura, por decirlo de alguna forma. Resulta muy triste darse cuenta de que las personas de las que te rodeaste para salir del agujero en el que estabas inmerso resultan no ser más que títeres de alguien a quien consideraste tu mejor amigo en un tiempo. Resulta aún más triste darte cuenta de la misma forma en que te diste cuenta de que te resultaba necesaria toda esa gente.
Creo que en mi nueva etapa no sobra nadie que ya estuviese en la anterior, pero sobran situaciones, recuerdos y sentimientos hacia algunas cosas o personas y falta sentido común, mucho sentido común, falta todo el sentido común que me hizo despertar hacer nueve meses y que estuvo a punto de volver a tumbarme el sábado.
Por otra parte, tengo la certeza de que seguiré siendo feliz, aunque esta vez lo haré dándome cuenta de lo absurdo del pasado, del engaño del que me hice cómplice a mi misma y de las historias que la gente es capaz de montar por interés...
Pero como siempre, dejaré las rencillas a un lado y me centraré en afrontar con serenidad y una sonrisa en la cara mi futuro más próximo en el que gracias, casualmente, a unos dinosaurios de la música, he reencontrado mi yo perdido hace un par de meses y en el que gracias a unas risas me he dado cuenta de muchas cosas. Tal vez demasiadas, o no.


xXx

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